martes, 24 de agosto de 2010

Nuevo dispositivo reduciría infecciones intravenosas

Es un sistema sellado y transparente que elimina el uso de agujas.

En la aplicación de terapias intravenosas, la eliminación de la aguja supone un menor riesgo de permitir que agentes contaminantes lleguen al fármaco o al paciente. Esta es la premisa de una nueva tecnología que constituye un sistema cerrado en el tratamiento.

Se trata del dispositivo Clearlink, que el laboratorio Baxter presentó en el mercado venezolano y que ya se encuentra en uso en otros países. Se trata de un conector de acceso sin aguja a las vías venosas del paciente, que funciona como un sistema cerrado y constituye una barrera microbiológica durante la infusión, siempre que se utilicen técnicas estándar de desinfección, evitando infecciones en el torrente sanguíneo.

El conector es transparente, con superficie lisa y válvula autosellable. La transparencia facilita al personal de enfermería observar de manera directa si penetra aire, reflujo o restos de medicamento. Lo liso de la superficie permite una desinfección adecuada y efectiva antes de conectar la jeringa con el medicamento o solución. Y que sea autosellable permite que el sello superior se mantenga cerrado y que solamente se abra cuando se va a introducir la solución o el medicamento, reduciendo el riesgo de contaminación por manipulación.

Según cifras de la Escuela de Medicina de la Universidad de México, 75% de las bacteremias intrahospitalarias son primarias y, de ellas, las tres cuartas partes se asocian con catéteres y soluciones intravenosos.

Los sistemas cerrados en las terapias intravenosas evitan la contaminación y por lo tanto reducen las infecciones relacionadas, entre ellas las bacteremias, que son las que más comúnmente afectan a los pacientes. Es de recordarse que las clínicas no son lugares totalmente asépticos y contienen bacterias contaminantes.

Las infecciones nosocomiales derivadas de la terapia intravenosa son de las más usuales. Son aquellas en las cuales un paciente puede adquirir un agente infeccioso posterior a las 48 horas del ingreso al hospital y lo obligan a permanecer más tiempo hospitalizado, además de poner en riesgo su salud y la eficacia del tratamiento médico por el cual fue originalmente internado.

Fuente: El Universal.

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