lunes, 14 de mayo de 2012

Depresión posparto puede influir en sueño del bebé


Definitivamente, dormir es importante en cualquier etapa de la vida, sobre todo cuando se es apenas un bebé. Horas de sueño significaría para un infante entre los cero y los tres años crecimiento físico, la regulación de sus emociones, mejor desarrollo intelectual y hasta disciplina. Sin embargo, el estrés posnatal de las madres, podría generar en el bebé que éste no consiga dormir.

En un estudio realizado por la Universidad de Pennsylvania se determinó que las progenitoras que sufren de depresión posnatal causan que sus niños no concilien el sueño de manera adecuada, pues debido a que están en un momento duro en el que se sienten solas (en muchas ocasiones así lo es) y buscan el calor de sus pequeñitos así estén dormidos.

La investigación fue efectuada en 45 familias con niños pequeños. Aquellas mamás que estaban nerviosas, ansiosas y deprimidas durante la noche reaccionan a cualquier ruido por pequeño que sea. Entonces se levantan y cargan a sus niños, así estén profundamente dormidos. Esto se comprobó a través de una serie de preguntas en las que se identificó el carácter deprimido de la madre y los hábitos tanto de la progenitora como del bebé al dormir. Igualmente, fueron colocadas cámaras en las casas de las familias estudiadas logrando advertir de los efectos de la depresión posparto.
 
El porcentaje de la depresión posparto en mujeres es de 10 a 20% dependiendo de la zona del planeta, y muy pocas mujeres son tratadas, por ello piensan que por el cambio hormonal pueden estar tristes, pero no es necesariamente esto. Es una enfermedad de orden mental que debe ser tratada porque puede convertirse en crónica y por lo tanto destruir las relaciones de familia y repercutir en la vida del niño.

Si una mujer que tiene meses o un año de haber dado a luz y siente miedos, frustración, llora sin razón aparente, no puede hacerse cargo de sus niños ni de su hogar y no responde sexualmente a su pareja puede estar viviendo una depresión posparto. Lo mejor es asistir a un especialista (psicólogo-psiquiatra) lo antes posible para evitar que esta condición se haga permanente.

Fuente: Estampas

lunes, 7 de mayo de 2012

Yoga y ejercicios de estiramiento alivian dolor y mejoran movilidad en personas con problemas crónicos en la parte baja de la espalda

Tanto las clases regulares de yoga como las de ejercicios de estiramiento alivian el dolor y mejoran la movilidad en las personas con problemas crónicos en la parte baja de la espalda.

El estudio, publicado en Archives of Internal Medicine, observó a más de 200 adultos con dolor en la parte baja de la espalda y halló que quienes practicaban ambos tipos de actividad informaban más mejoras en los síntomas después de tres meses que los pacientes que sólo recibían un libro con consejos sobre cómo prevenir y controlar el dolor.

El hallazgo de que el yoga y el estiramiento tengan efectos prácticamente iguales implica que probablemente es el estiramiento en el yoga -y no los componentes de la práctica ligados a la relajación o la respiración- lo que ayudó a mejorar los síntomas vinculados con el dolor y la funcionalidad, indicaron los expertos.

Para el estudio, el equipo dividió a 228 adultos con dolor de espalda de larga data en tres grupos. Los pacientes de los primeros dos grupos asistieron a clases semanales de yoga o de estiramiento durante 12 semanas y se les pidió que practicaran por su cuenta entre clases, sobre todo focalizados en elongar y fortalecer la parte baja de la espalda y las piernas. Los pacientes del tercer grupo recibieron un libro con ejercicios relacionados al dolor de espalda y consejos de estilo de vida, además de información para manejar los ataques de dolor.

Luego del programa de 12 semanas, las personas que habían asistido a las clases grupales presentaban resultados mucho menores en un cuestionario que midió cuánto el dolor interfería con sus actividades diarias. 

El cuestionario calificó el nivel de “discapacidad” diaria en una escala de cero a 23, donde 23 era la más severa. A las 12 semanas, los grupos que habían ejercitado habían pasado de una calificación inicial de 10 entre quienes hacían yoga o 9 en el grupo de estiramiento a entre 4 y 5 en ambos grupos.

Las personas que recibieron el libro comenzaron con un registro promedio de 9 y a las 12 semanas habían bajado a alrededor de 7.

El 60 por ciento de las personas del grupo que hizo yoga informó mejoras en el nivel de dolor, comparado con el 46 por ciento en la cohorte que realizó ejercicios de estiramiento y apenas el 16 por ciento de quienes sólo recibieron el libro.

Tres meses después del final de las clases, las mejoras en los síntomas eran similares en las personas que habían hecho estiramiento o yoga, y eran mejores en el grupo sin ejercitar.

 
Fuente: RCTV.net