martes, 17 de abril de 2012

El cuidado de la voz


 
La voz tiene una capacidad limitada de uso que depende de cada persona y de cómo la utiliza. El 5% de la población sufre algún trastorno de la voz que requiere atención médica por parte de un especialista que tenga los conocimientos para la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de las patologías relativas a la voz.
Tanto en niños como en adultos, la causa más frecuente de los trastornos vocales es el mal uso y el abuso vocal, es decir, el esfuerzo vocal excesivo, lo cual conlleva a una disfonía.
Las disfonías se clasifican en funcionales, órgano funcionales y orgánicas. En las primeras no existe una lesión anatómica evidente, en las segundas el mal uso de la voz produce la lesión, como nódulos y pólipos y en la tercera existe una alteración del órgano fonador que no es causada por el mal uso o abuso de la voz; tales como parálisis de cuerdas vocales, enfermedades endocrinas y cáncer de laringe entre otros.
Los maestros y profesores son los profesionales más afectados por las disfonías, seguidos por locutores, cantantes y periodistas entre otros, quienes utilizan la voz como herramienta de trabajo; de hecho a estas patologías se les ha llamado enfermedades profesionales.
La patología benigna más frecuente en relación a las cuerdas vocales es la presencia de nódulos, que se sitúa entre un 17 y 24%. Se producen en forma habitual entre la segunda y quinta década de la vida, de forma predominante en las mujeres. En los varones, sin embargo, es más frecuente la existencia de pólipos, en una proporción de 4:1, entre la tercera y sexta década de la vida.
El cáncer de laringe puede manifestarse desde sus etapas tempranas con alteraciones en la voz; sobre todo en pacientes con antecedentes tabáquicos y alcohólicos.
El hablar excesivamente, con una intensidad o tono superior al normal, especialmente si se hace con rapidez, forzar la vocalización, gritar, carraspear y toser en exceso o cantar con una técnica inadecuada provoca lesión al aparato fonador. La situación empeora si en el ambiente hay un excesivo ruido que obliga a subir la voz, hay contaminación con polvo, humo de cigarrillo o gases nocivos. El consumo de tabaco y de alcohol es también perjudicial para la mucosa vocal.
En los niños la causa más frecuente es el abuso de los gritos y el hablar en voz alta.
Actualmente gracias a los avances en los recursos diagnósticos en las patologías de la voz, se ha mejorado el tratamiento y pronóstico de estas enfermedades.
Una vez diagnosticados estos problemas, el tratamiento se basará sobre tres pilares fundamentales que son medicación, rehabilitación y cirugía. Un gran porcentaje de los casos se recuperan solo con rehabilitación. Las medidas preventivas siempre deben ser consideradas. Es fundamental manejar estos casos en equipos multidisciplinarios, donde participan según el caso Foniatras, Logopedas, Profesores de canto, Psicólogos y Profesores.

Los Otorrinolaringólogos recomiendan las siguientes normas para el cuidado de la voz:

1.     Evitar el ruido del medio ambiente porque obliga a elevar el tono de voz
2.    Hablar con las posibilidades de cada uno, con una postura y voz adecuada, sin agotar todo el aire de los pulmones y sin que se noten las venas del cuello.
3.     Evitar tóxicos como el tabaco, polvo, gases nocivos y otros irritantes.
4.    Mantener una buena hidratación, ingiriendo de 8 a 10 vasos de agua (sobre todo si se habla más de cuatro horas diarias que es la capacidad media de fonación)
5.     Evitar el aclaramiento de la garganta
6.     Dormir las horas suficientes
7.     No gritar
8.   Mantener alejadas las tensiones psicológicas que aumentan el grado de contracción de las cuerdas vocales.
9.     En relación a los niños se aconseja que los adultos no hablen fuerte o griten en presencia de ellos, porque estos tienden a imitarlos y que respeten su turno de palabra cuando hablan con ellos, porque si no estos reaccionan gritando. Así mismo evitar que el niño imite sonidos con emisiones guturales o roncas.

Finalmente se recomienda que cualquier persona con problemas de la voz, acuda al Otorrinolaringólogo cuando la alteración se prolongue durante más de quince días a pesar del tratamiento adecuado o cuando las manifestaciones sean recurrentes.

Fuente: EL Impulso

lunes, 16 de abril de 2012

Hallan genes relacionados con obesidad infantil


Investigadores hallaron variantes genéticas que intervienen a nivel de los intestinos en los niños


Investigadores del "Hospital Infatil de Filadelfia"
, de Estados Unidos, han logrado identificar dos nuevas variedades genéticas que aumentan el riesgo de la obesidad entre los niños.

De acuerdo a los autores de la investigación, su trabajo es uno de los más grandes, ya que hasta ahora se habían centrado analisis en síndromes de enfermedades raras, informó el cientifico Struan FA Grant, en un publicado del diario ABC.es

"Hemos identificado y caracterizado una predisposición genética a la obesidad", aseguró Struan.

Actualmente la obesidad es uno de los principales problemas de salud en el mundo, por ejemplo México, ocupa el sexto lugar de obesidad infantil en el mundo: alrededor de 4.5 millones de niños entre 5 y 11 años padecen sobrepeso de acuerdo a la OMS.

Las investigaciones indican que los adolescentes obesos tiene el mayor riesgo de mortalidad en la edad adulta. Además de los factores ambientales, de alimentación, de educación, que contribuyen a los altos niveles de sobrepeso en los menores.

Anteriormente estudios habían identificado variantes genéticas que contribuyen al sobrepeso en los adultos.

La investigación publicada en Nature Genetics, analizó el ADN de niños con obesidad común en Europa, que abarca 5 mil 530 casos de sobre peso infantil y 8 mil 300 sujetos a control.


Las dos variantes nuevas son en el cromosoma 13 OLFM4, y la otra dentro del gen en el cromosoma 17 HOXB5, que aluden a una función del intestino, aunque su papel exacto en la obesidad aún se estudia.

Los investigadores consideran que estos nuevos descubrimientos ayudarán a explorar la genética de la obesidad en los niños con más detalle.
 
 
 
 
 
 
Fuente: Diario Salud