martes, 13 de julio de 2010

Cáncer de próstata ¿Fin de la sexualidad?

Diariamente quince venezolanos son diagnosticados con cáncer de próstata, una enfermedad que en 2008 causó la muerte de 2062 afectados. Muchos pacientes asocian la patología con la disfunción eréctil y la incontinencia. La detección y el tratamiento tempranos pueden alejar este panorama.

Según la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, el de próstata es el tipo más frecuente entre los hombres venezolanos. Cada año, 5.506 caballeros son diagnosticados con esta patología (datos de 2008) la mayoría después que ha cumplido los 40 años de edad. Carlos es uno de ellos. Cuando tenía 53 y en medio de un chequeo rutinario con su médico descubrió lo que nunca se imaginó: "Mi padre murió de esta enfermedad en 2002, por lo que el doctor recomendó hacerme exámenes del antígeno prostático dos veces al año, además de una prueba de despistaje mediante tacto rectal. Durante todo ese tiempo estuve haciéndolo religiosamente y los valores siempre salieron normales. En octubre, por primera vez los niveles de antígeno se ubicaron por encima del máximo que es cuatro. El doctor me dijo que podría tratarse de una infección -o prostatitis-. Me sometí a un tratamiento con antibióticos, me hice una prueba nuevamente y los resultados no mejoraron, el antígeno saltó de cinco a ocho y el médico decidió tomar una muestra de la próstata y hacer una biopsia. Cuando llegaron los resultados, la respuesta fue indudable: Tenía células malignas con un índice Gleason de agresividad cuatro, es decir, leve o incipiente".

La angustia fue lo primero que asaltó a Carlos y a su familia. Casado y con hijos, en lo primero en que pensó fue en la fatalidad. "Cuando te nombran la palabra cáncer se te estremece el mundo. Pero el médico me dio muchísima confianza porque me dijo que, si bien tenía células malignas, la ciencia había avanzado muchísimo y las posibilidades de supervivencia eran muchas".

De hecho, las estadísticas son alentadoras. "De los hombres diagnosticados y tratados con cáncer de próstata en Venezuela, 91% lo supera y tiene una sobrevida de 15 años o más, siempre y cuando la agresividad del cáncer sea leve o moderada (nivel 4, 5 o 6)", señala el doctor Ricardo Szemat, medico urólogo con más de 30 años de experiencia y ex director del postgrado de urología del Hospital Domingo Luciani de Caracas. "Incluso en los casos en que el cáncer detectado es medianamente agresivo o agresivo (7, 8, 9 o 10), las posibilidades de superación del problema también son altas. De acuerdo a nuestras cifras, con tratamiento 75% de estos pacientes también sobrevive 15 años".

Detectar a tiempo y verificar que el cáncer no haya hecho metástasis son dos de las prioridades de los especialistas, porque las complicaciones son mayores cuando el cáncer se ha expandido a órganos cercanos o ha invadido los huesos, uno de los mayores riesgos de esta patología. Por eso urgen a los caballeros a convertir en rutina los exámenes periódicos de la próstata, una vez han pasado la frontera de los 40 años.

"Hay ciertos síntomas que son clave y pueden indicar una anomalía, como dolor o ardor al orinar, ganas constantes de orinar aun cuando no se expulse nada, un chorro al orinar con poca fuerza e intermitente, eyaculación con sangre o dolor en la parte baja de la espalda. Aunque esto no necesariamente significa cáncer, porque podría tratarse de una infección o algún problema en la vejiga, es importante que el paciente acuda al especialista de inmediato cuando observe un cuadro como éste", comenta el doctor Szemat.

Sin embargo, "un hombre con cáncer de próstata puede ser totalmente asintomático y para mí éste es el caso más peligroso, porque esta enfermedad es un enemigo silencioso. Les hemos preguntado a muchos hombres con cáncer de próstata por qué no fueron antes a consulta y la mayoría no lo hace porque no siente ninguna incomodidad. A ellos son los que tenemos que llamar la atención. Un examen rutinario puede salvar su vida, porque un cáncer incipiente por lo general no ha producido metástasis, su tratamiento es menos complicado y la recuperación es mucho más rápida".

La resistencia cultural al tacto médico rectal también es un gran enemigo a vencer. "Muchos hombres piensan que el examen dígito rectal compromete su virilidad, sin saber que puede preservar incluso su salud sexual -advierte Ricardo Szemat-. Hace poco me llegó un paciente de 73 años que se había casado en segundas nupcias con una mujer de 40, tenía una niña de ocho años y seguía siendo activo sexualmente. Llegó a consulta porque tenía el antígeno muy alto y cuando le hicimos el tacto rectal encontramos una próstata muy dura y un cáncer en estado muy avanzado. Cuando le pregunté por qué nunca se había chequeado antes, dijo que 'primero muerto que tocado por esa zona'. Ahora tenemos que aplicarle una terapia que bloquea la producción de hormonas sexuales e implica eliminarle por completo su capacidad en este aspecto. Un simple chequeo periódico hubiera impedido eso años atrás".


INTIMIDAD EN JUEGO
Tres son las posibilidades de tratamiento para un paciente diagnosticado con cáncer: cirugía, radioterapia y bloqueo hormonal. "No existe otra opción curativa -apunta el urólogo-. La efectividad de las ofertas alternas como las hierbas o pastillas milagrosas que ofrecen por televisión no tienen ninguna comprobación científica".

La cirugía implica extirpar completamente la próstata y, según Szemat, constituye la opción más recomendable cuando el cáncer ataca a personas menores de 60 años. "Hasta esta edad no existe nada mejor que la operación, porque un hombre en este rango tiene por lo menos 36 años de vida por delante mientras la posibilidad de que el cáncer reaparezca suele ocurrir después de 15 años. La radioterapia es buena pero su efectividad es menor en el tiempo, porque algunas células cancerosas pueden reproducirse después de seis a ocho años. Para un hombre de hasta 60 años, acceder a la radioterapia no tiene sentido porque una reaparición del cáncer 10 años después sería muy desventajosa y a los 70 años es mucho más complicado operarlo. Además, es probable que dejándole la próstata y aplicándole radioterapia siga sufriendo otras complicaciones como problemas al orinar o sangrado, propias del desgaste de este órgano".

Sin embargo, el doctor considera necesario advertir los riesgos que supone la intervención quirúrgica. "Lo primordial es salvar la vida del paciente pero el urólogo también debe procurar mantener la salud sexual del hombre y garantizarle calidad de vida. La cirugía supone cortar nervios relacionados con el manejo de la orina y la erección. Por ello, el médico debe ser muy cuidadoso y su pericia y experiencia son sumamente importantes para minimizar estos problemas".

Precisamente es esto lo que hasta ahora más preocupa a Carlos, quien ya tiene un mes de operado. "Poco después que me quitaron el drenaje y la sonda, tuve que usar pañales porque no podía controlar las ganas de orinar. Sin embargo, esto se ha ido resolviendo. Antes de la cirugía, el médico me recomendó realizar un ejercicio que consiste en interrumpir alternativamente la salida de la orina cada vez que vas al baño, contrayendo el músculo para controlar. Creo que eso me ayudó. Ahora lo hago con normalidad. Lo que todavía me genera incertidumbre es lo de la impotencia. Actualmente tengo mucha debilidad en la erección. Soy una persona joven y me parecería injusto no poder seguir disfrutando de una vida sexual con mi esposa. Por ahora espero que el doctor me dé el pronóstico".


¡SÍ SE PUEDE! ¡SÍ SE PUEDE!
Tranquilidad y paciencia es lo primero que recomienda el urólogo Ricardo Szemat para enfrentar el panorama de incontinencia y, sobre todo, de disfunción eréctil. "Los nervios que se cortan al momento de la cirugía suelen regenerarse, de manera que, en un 60 a 70% de los casos, el hombre supera los problemas de control de orina e impotencia que puede presentar durante las primeras semanas posteriores a la intervención. Pero esto es un proceso que lleva tiempo".

Por ello cree que, paralelamente a la vigilancia de la superación del cáncer, el médico tratante debe ir guiando al paciente en la recuperación de otros aspectos. "Si todo resulta sin inconvenientes y no hay que recurrir a ningún tratamiento adicional, después de cuatro a seis semanas de la operación el hombre puede reiniciar sus actividades cotidianas, incluyendo su intimidad de pareja. Sin embargo, es probable que al principio al paciente le cueste conseguir una erección, bien por miedo al dolor o al fracaso pero también porque el organismo tiene que reajustarse. Ante esto es fundamental que el especialista indique lo más pronto posible una terapia con Viagra, Cialis o medicamentos similares, aun cuando el hombre no haya recomenzado su ejercicio sexual. Hay que garantizar que el miembro reciba irrigación de sangre y se mantenga tonificado para que, cuando los nervios asociados a la erección estén totalmente rehabilitados sea mucho más sencillo para el caballero desarrollar su ejercicio sexual".

Apoyo emocional es una de las máximas que, según el urólogo, debe aplicar la pareja de un paciente que esté recuperándose de este padecimiento. "El hombre asocia el orgasmo con eyaculación y debe entender que cuando se extrae la próstata ya no va a eyacular más, porque esta glándula es la encargada de producir el semen. Sin embargo, esto no implica que el varón no pueda sentir placer en su relación. Al contrario, aun sin eyaculación puede ser capaz de disfrutar, tener sensación de bienestar y vivir su sexualidad plenamente. Por eso también hay que hablar con las esposas o parejas y decirles que no deben sentir miedo y que, al contrario, deben ir estimulándolos progresivamente con caricias y ejercicios que les ayuden a seguir adelante. Al final, el bienestar es para ambos".

Así lo ha entendido Carlos, aunque reconoce que todavía no habla con su mujer sobre el tema. "Me da un poco de miedo, porque no sé cómo pueda tomarlo. Sé que puede sentirse frustrada o angustiada pensando que su vida sexual quedará limitada. Sin embargo, creo que ambos debemos trabajar juntos para superar este obstáculo".
El doctor Szemat envía un mensaje de esperanza al 30 a 40% de los pacientes operados de próstata que no responden a ningún tratamiento contra la disfunción eréctil o no pueden controlar su orina. "Desde hace algún tiempo estamos colocando prótesis dentro del pene que son unos cilindros invisibles y que, por medio de una bombita, garantizan el funcionamiento sexual de los caballeros. Así mismo, estamos introduciendo con éxito prótesis que eliminan el problema de la incontinencia. Estas son soluciones que, sin duda, ayudan a que el hombre tenga calidad de vida".
Más allá de esto, el urólogo recuerda que lo más importante para el sobreviviente al cáncer de próstata es mantenerse atento a la evolución de su enfermedad y chequearse permanentemente para evitar recaídas. "Durante el primer año, es importante hacer exámenes de antígeno y tacto cada tres meses para descartar si hay recidiva, es decir, si el cáncer reaparece. Después del primer año, el chequeo puede ser semestral y a partir de entonces, el paciente puede examinarse cada 12 meses. Un cáncer que no reaparece después de un año tiene muy buen pronóstico de superación, pero hay hombres que no vuelven a consulta porque se sienten bien y cuando lo hacen tienen una recaída importante que pudo haberse atacado a tiempo".
Mientras aguarda por su próximo chequeo, Carlos se prepara para volver al trabajo. "Además de Dios, la fuerza de voluntad es fundamental para acompañar el esfuerzo médico. El punto es no hacer como el avestruz y ocultar la cabeza. Hay que enfrentarlo".

Fuente: Estampas - El Universal.

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