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El tabaco disminuye el aporte de oxígeno a los tejidos, produce bajos niveles de vitamina B12 y C (por ello son más frecuentes las malformaciones en hijos de madres fumadoras), libera oxitocina (la hormona que induce el parto) y por el efecto antidiurético de la nicotina se retienen líquidos y se produce un aumento de la presión arterial. La placenta se hace más grande para recibir más oxígeno, con el riesgo de poder desprenderse antes de tiempo, o de colocarse mal. El feto se defiende de esto consumiendo menos oxígeno y menos alimento resultando más pequeño de lo normal.
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Además las madres que fuman y luego tienen hijos con bajo peso se sientes terriblemente culpables y acaban deprimidas. Las consecuencias psicológicas de dejar de fumar son fundamentalmente para la madre, no para el feto.
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No fumes durante el embarazo!
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Fuente: Enfemenino.com
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